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Limpiar el moho de tus paredes puede resultar complicado (pero no imposible) si quieres realizarlo por tí mismo. Desde Limapark multiservicios, recomendamos siempre que su limpieza sea realizada por profesionales, no obstante, os dejamos unos consejos prácticos para su eliminación.

Moho negro.

Como otros tipos de moho, se genera y sobrevive bien en condiciones de humedad. Suele aparecer en cuartos de baño, dormitorios, cocinas u otras dependencias como garajes, locales comerciales o trasteros. Puede resultar peligroso convivir con ello ya que puede desembocar en problemas de salud como alergias o enfermedades respiratorias. Ante la aparición de humedades hay que reaccionar rápido y ponerse manos a la obra.

Productos caseros para limpiar el moho de tus paredes.

Te explicamos cómo limpiar el moho de tus paredes con productos caseros. A veces no son suficientes pero otras muchas consiguen acabar con estos indeseables hongos.

limpiar moho

Limpieza con lejía:

Disolver una porción de lejía por tres de agua. Una vez aplicada la mezcla en la superficie afectada, dejamos actuar unos minutos y a continuación, frotamos con un paño o cepillo. Aclarar y secar bien.

Limpieza con bicarbonato de sodio:

Disolver una cucharada de bicarbonato de sodio en 1 litro de agua. Dejar actuar y realizar mismo procedimiento que el anterior.

Limpieza con amoníaco:

Este producto es agresivo, solo se puede usar en superficies de azulejos o vidrio. No aplicar en superficies porosas como la madera para evitar daños. Mezclar con agua para diluirlo y nunca mezclar con otros productos. Aplicar sobre la mancha y dejar actuar 15 minutos, después frotar con estropajo o cepillo y aclarar. Secar bien para evitar que vuelva a reparecer.

Limpiar con vinagre:

Eficaz sólo con algunos tipos de moho. Aplicar sobre la zona afectada y seguir los mismos pasos detallados anteriormente. Si la mancha persiste, habrá que utilizar otro tipo de producto.

Evitar la reaparición de moho.

Una vez solucionado el problema y eliminado el moho, hay que evitar que vuelva a humedecerse la zona, y, si lo hace (por ejemplo en el baño), asegúrate de secarlo bien. Otro gran aliado y especialmente importante es la ventilación. Si el cuarto o el baño no tiene ventana, dejar la puerta abierta un rato cada día, sobre todo después de la ducha.

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